Cuando el médico conoce y entrevista a su paciente se produce una
interacción entre dos seres humanos. Ambos son seres humanos. Ninguno de los
dos es superior al otro. Esto lo menciono sobre todo por el médico. Ese
individuo no es superior a nadie. El hecho de poder trabajar con la salud y la
enfermedad y con la vida y la muerte le da muchísima responsabilidad pero no lo
hace un ser superior cercano a Dios. Muchos pacientes pueden sentir que al
acudir al médico iniciarán una interacción con alguien muy importante por
manejar esos aspectos tan determinantes y significativos del ser humano, pero
el médico siempre debe mantener su verdadera esencia que consiste en una sola
misión: ayudar al enfermo. Algunos médicos se creen y comportan como seres
superiores y podrían hasta lograr una mala relación médico paciente debido a la
distancia que pueden poner entre el paciente y él.
En una relación médico paciente lo que se debe lograr es un
verdadero encuentro, un encuentro entre dos personas que van a interactuar y donde
el paciente recibirá todo el apoyo y compresión por parte del médico, por otro
lado el médico debe mostrar también seguridad en lo que hace sin perder su
humildad haciéndole ver al paciente que él también es un ser humano pero que
tiene toda la intención de resolver su situación. Un encuentro donde el
paciente sepa que ese ser humano está dispuesto a ayudarlo y llegar a tener la
convicción que por esa vía sanará. Eso lo va determinar el
"verdadero encuentro" entre el médico y el paciente.
La medicina de estos últimos 30 años se ha despersonalizado
enormemente. Muchos médicos consideran que con sentarse 5 a 10 minutos con el
paciente y hacerle unas cuantas preguntas es suficiente para una entrevista y
de inmediato solicitan una pila de exámenes que al final aportan muy poco
o nada. La mayoría de los pacientes refieren una situación o vivencia
traumática importante unos pocos días o semanas antes de la aparición de la
enfermedad. El médico debe indagar siempre sobre esa situación así le tome más
tiempo la consulta, ya que, el hecho de hacer recordar ese momento le hace
concientizar al paciente esa situación causa-efecto y por otro lado el médico
tendrá más herramientas para ayudarlo.
El paciente por otro lado no debe abusar de la gentileza o bondad
del médico. Hay pacientes que se obsesionan con la enfermedad y esta llega a
ocupar el primer plano en su vida y por supuesto el médico también termina
metido en esa situación (llamadas telefónicas frecuentes sin importar la
privacidad u horas de descanso del médico). Cuando el médico detecta esa
alteración debe hacerle ver al paciente lo que sucede con firmeza pero
mostrando que entiende la situación.
Recomiendo la lectura del libro “La Enfermedad” del
autor Venezolano Alberto Barrera Tyszka, novela ganadora de varios premios
internacionales entre ellos el premio Herralde de novela 2006. Habla de dos
historias paralelas que se entrelazan (una de un médico con su padre enfermo y
la otra de un hipocondríaco con rasgos severamente obsesivos que se mejora
cuando le escribe al médico). Esa narrativa me llegó profundamente, sobre todo
cuando el médico le informa a su padre que tiene cáncer o cuando describe
aspectos de la sociedad Venezolana, en alusión a los Caraqueños, que vale la
pena conocer y entender. La pobreza es mostrada como una enfermedad más.
Describe al médico protagonista ejerciendo muchas funciones poco probables
(internista y cirujano a la vez por ejemplo) pero es un detalle poco importante
para lo completo y humano de la narrativa. Trata el tema de la franqueza de los
médicos en el momento de decir la verdad sobre la existencia de una enfermedad
mortal. Lo crudo que podemos ser cuando no es alguien de la familia el que
sufre la enfermedad. La postergación en la que cae el médico cuando tiene que
informarle a su padre que tiene cáncer. El percibir por primera vez que
es un ser humano igual a sus pacientes cuando sabe que no podrá ayudar a su
padre. Recomiendo ampliamente la lectura de ese libro escrito con una excelente
narrativa.