domingo, 23 de septiembre de 2012

La relación médico Paciente y el libro "La enfermedad"





 



Cuando el médico conoce y entrevista a su paciente se produce una interacción entre dos seres humanos. Ambos son seres humanos. Ninguno de los dos es superior al otro. Esto lo menciono sobre todo por el médico. Ese individuo no es superior a nadie. El hecho de poder trabajar con la salud y la enfermedad y con la vida y la muerte le da muchísima responsabilidad pero no lo hace un ser superior cercano a Dios. Muchos pacientes pueden sentir que al acudir al médico iniciarán una interacción con alguien muy importante por manejar esos aspectos tan determinantes y significativos del ser humano, pero el médico siempre debe mantener su verdadera esencia que consiste en una sola misión: ayudar al enfermo. Algunos médicos se creen y comportan como seres superiores y podrían hasta lograr una mala relación médico paciente debido a la distancia que pueden poner entre el paciente y él. 
En una relación médico paciente lo que se debe lograr es un verdadero encuentro, un encuentro entre dos personas que van a interactuar y donde el paciente recibirá todo el apoyo y compresión por parte del médico, por otro lado el médico debe mostrar también seguridad en lo que hace sin perder su humildad haciéndole ver al paciente que él también es un ser humano pero que tiene toda la intención de resolver su situación. Un encuentro donde el paciente sepa que ese ser humano está dispuesto a ayudarlo y llegar a tener la convicción que por esa vía sanará.  Eso lo va determinar el "verdadero encuentro" entre el médico y el paciente.
La medicina de estos últimos 30 años se ha despersonalizado enormemente. Muchos médicos consideran que con sentarse 5 a 10 minutos con el paciente y hacerle unas cuantas preguntas es suficiente para una entrevista y de inmediato solicitan una pila de exámenes  que al final aportan muy poco o nada. La mayoría de los pacientes refieren una situación o vivencia traumática importante unos pocos días o semanas antes de la aparición de la enfermedad. El médico debe indagar siempre sobre esa situación así le tome más tiempo la consulta, ya que, el hecho de hacer recordar ese momento le hace concientizar al paciente esa situación causa-efecto y por otro lado el médico tendrá más herramientas para ayudarlo.
El paciente por otro lado no debe abusar de la gentileza o bondad del médico. Hay pacientes que se obsesionan con la enfermedad y esta llega a ocupar el primer plano en su vida y por supuesto el médico también termina metido en esa situación (llamadas telefónicas frecuentes sin importar la privacidad u horas de descanso del médico). Cuando el médico detecta esa alteración debe hacerle ver al paciente lo que sucede con firmeza pero mostrando que entiende la situación.
Recomiendo la lectura  del libro “La Enfermedad” del autor Venezolano Alberto Barrera Tyszka, novela ganadora de varios premios internacionales entre ellos el premio Herralde de novela 2006. Habla de dos historias paralelas que se entrelazan (una de un médico con su padre enfermo y la otra de un hipocondríaco con rasgos severamente obsesivos que se mejora cuando le escribe al médico). Esa narrativa me llegó profundamente, sobre todo cuando el médico le informa a su padre que tiene cáncer o cuando describe aspectos de la sociedad Venezolana, en alusión a los Caraqueños, que vale la pena conocer y entender. La pobreza es mostrada como una enfermedad más. Describe al médico protagonista ejerciendo muchas funciones poco probables (internista y cirujano a la vez por ejemplo) pero es un detalle poco importante para lo completo y humano de la narrativa. Trata el tema de la franqueza de los médicos en el momento de decir la verdad sobre la existencia de una enfermedad mortal. Lo crudo que podemos ser cuando no es alguien de la familia el que sufre la enfermedad. La postergación en la que cae el médico cuando tiene que informarle a su padre que tiene cáncer. El percibir por primera vez  que es un ser humano igual a sus pacientes cuando sabe que no podrá ayudar a su padre. Recomiendo ampliamente la lectura de ese libro escrito con una excelente narrativa.


10 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Héctor.
Aprendí en mis clases de Computación, específicamente en Análisis de Sistemas, que la profesión deforma la personalidad. Se nos decía entonces, que los MEDICOS son un caso muy particular pues se creen "CASI DIOS " debido al agradecimiento permanente de los pacientes. Hoy a pocos días de una intervención quirúrgica de mi mamá, creo que eso ha cambiado, en una clínica capitalina que no quiero mencionar, los MEDICOS entraban y salían de la oficina de admisión con expresiones como " Viene una apéndice... lo mió son 10 PALOS" ... otro " Viene una vesícula lo mió son 12 PALOS como mínimo" No escuche a ningún paciente agradecer, y los familiares expresaban "Cuando llegará el medico bastante que esta cobrando" Agradecí a Dios cuando salimos de la clínica era un ambiente realmente nefasto. Sencillamente como diríamos en lógica matemática "La intersección de sentimientos entre los MEDICOS y PACIENTES " es vacía. Es triste muy triste pero como hacer que esa intersección no sea vacía es la pregunta.
Mi lema es “El problema es el YO y la solución es NOSOTROS.
Leeré el libro.........
Saludos
Orizaba

Héctor dijo...

Hola Orizaba
Por esa actitud el médico va perdiendo un respeto que ya no se merece. Lo que me cuentas es insólito. Te va gustar el libro.
Saludos

Isabel dijo...

Héctor,
Me ha sido tan reconfortante leer este artículo. Las ideas que expones han sido reflexiones que también he tenido como arquitecto. “Cuando el arquitecto conoce y entrevista a su cliente se produce una interacción entre dos seres humanos”. Sin embargo, pocos conocen el efecto que ejerce el ambiente que rodea a un ser humano en su repuesta neurofisiológica y en su comportamiento social. Estos últimos 4 años he andado caminos que me han permitido vincular la arquitectura con psicología ambiental, patrones matemáticos y respuesta emocional. Me dispongo a profundizar más sobre el tema, pues los arquitectos podemos convertirnos en “médicos sociales” haciendo arquitectura adecuada, pues tal como lo mencionas refiriéndote al contenido del libro: la pobreza es una enfermedad más, una enfermedad social donde se gesta la dolencia más temida por la sociedad: la violencia. Conocer la existencia de los neurotransmisores, me llevó a interesarme en la búsqueda de cómo lograr proporcionar bienestar al ser humano a partir del espacio construido, o sea, cómo lograr estimular las endorfinas con espacios que produzcan confort emocional. Sigo con frecuencia tu blog, pues los temas que publicas siempre me aportan mucho. Gracias Héctor, por todo los que lograste en mi vida como persona y como médico.
Isabel

Héctor dijo...

Hola Isabel. Pude ver ideas de tu trabajo en "Arquitectura emocional" y me parece maravilloso. Gracias por tus comentarios. Esperoq ue puedas leer el libro (debe haber en las librerias de México)
Te mando un fuerte abrazo

Anónimo dijo...

Estimado Hèctor

¿Como puede una persona en Caracas sufrir de insomnio?. En una ciudad tan agotante!!!. Yo en lo particular a las diez de la noche no tengo energías.
Leyendo el comentario de Isabel me pregunto ahora :
¿Será falta de esa Arquitectura emocional o neurotransmisores?

Saludos

Orizaba

Héctor dijo...

Hola Orizaba
Creo que son las dos cosas. Metete en la página de Isabel ojalá podamos tener esa armonía en la ciudad pero con esas "pajareras" que están fabricando en toda la ciudad lo dudo.
Saludos

Anónimo dijo...

Estimado Hèctor

Recomiendo la lectura de este libro:
La enfermedad como camino por
THORWALD DETHLEFSEN y RÜDIGER DAHLKE

Otra "vista" de las enfermedades

Saludos

Héctor dijo...

Gracias por la recomendación.

Anónimo dijo...

Buenos días

El libro " La enfermedad como camino" lo puedes descargar por internet en versión .pdf

Saludos

Orizaba

Héctor dijo...

Gracias Orizaba